Nada que hoy día suframos por compartir del Señor tendrá en lo mínimo comparación a lo que estos grandes hombres de Dios vivieron, la presión que enfrentaron, la carga emocional que soportaron, ni el peso de la responsabilidad que resistieron.
Nada que hoy día suframos por compartir del Señor tendrá en lo mínimo comparación a lo que estos grandes hombres de Dios vivieron, la presión que enfrentaron, la carga emocional que soportaron, ni el peso de la responsabilidad que resistieron.