PENSAMIENTOS EN EL EVANGELIO DE JUAN. (Tiempo estimado de lectura: 10 minutos)
INTRODUCCIÓN
Jesús siempre ha sido objeto de división. Para algunos, Él sigue sin ser quien dijo ser. Siguen si creer que Él es el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Es dramático ver que encima de no creer le atacan, argumentan en su contra, niegan los hechos sin siquiera haber tenido o tratado de acercarse a Él, movidos más por las corrientes de pensamiento que por la experiencia. Pero para otros como yo, Él si es quien dijo ser, Él es el Hijo Unigénito de Dios, Él es el Dios encarnado que descendió del cielo para ofrecerse voluntariamente en sacrificio por los pecadores.

Sin embargo esto no tomó por sorpresa al Señor, al contrario, Jesús advirtió que esto ocurriría. Él dijo: «que familias se dividirían, tres estarán a mi favor, afirmó, y dos en mi contra, o viceversa. Hijos estarán contra padres, familia política de igual forma, todo por causa de Él» (Luc 12:51-53). En el Evangelio de Juan 7:5 dice que: «ni sus hermanos de sangre creían en Él», menos las multitudes. También en el mismo capítulo se registra que luego de escuchar sus enseñanzas y ver sus obras milagrosas buena parte de la multitud se decía: «¿acaso esperan que el Mesías haga mas señales milagrosas que las que hizo este hombre?» (Jn 7:31), pero otro grupo decía que «estaba endemoniado porque les decía que querían matarle» (Jn 7:20). En en 7:40 ss. Dice que «algunos de la multitud, al oír lo que Jesús decía, afirmaron: Seguramente este hombre es el Profeta que estábamos esperando. Otros decían: Es el Mesías. Pero otros expresaban: ¡No puede ser! ¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea?… Así que hubo división entre la multitud a causa de Él.»
La gran pregunta que debemos responder: ¿por que Jesús es motivo de tanta división, que lo provoca? ¿Por qué no se cree globalmente en Él? Déjame mostrarte al menos tres argumentos para responder ¿POR QUÉ JESUS ES MOTIVO DE DIVISION?
PRIMER ARGUMENTO, FALTA DE FE.
La fe es la principal razón para aceptar o rechazar a Jesús. Mientras que una persona no crea en Él, estará en su contra. O no estará a su favor. Pero esta fe no proviene de la nada. Dios es el artífice de la fe en nuestro corazón. Él es quien nos mueve hacia el hijo, nos atrae a Él, lo afirman varios pasajes como Jn 1:13, 18; 4:27, 32; 6:37, solo por mencionar algunos. Dios nos da y alimenta la fe a través de Su Palabra. A medida que leamos la Biblia y escuchemos mensajes bíblicos nuestra fe florecerá y crecerá. De ahí la importancia que tiene tanto lo uno como lo otro.
Dios es el artífice de la fe en nuestro corazón. Él es quien nos mueve hacia el hijo, nos atrae a Él…Dios nos da y alimenta la fe a través de Su Palabra. A medida que leamos la Biblia y escuchemos mensajes bíblicos nuestra fe florecerá y crecerá. De ahí la importancia que tiene tanto lo uno como lo otro.
Por eso el apóstol Pablo dijo: «¿pero cómo pueden ellos invocarlo para que los salve si no creen en Él? ¿Y cómo pueden creer en Él si nunca han oído de Él? ¿Y cómo pueden oír de Él a menos que alguien se lo diga?» (Ro 10:14). Sin embargo dice más abajo que no todos aceptan la Buena Noticia, no todos son avivados en su corazón (Ro 1016) y necesitan constantes señales milagrosas para poder creerle (Jn 4:48 6:26), contradiciendo así lo que significa la fe, porque la fe se basa en creer a pesar de no ver nada tangible. Entonces, estamos a favor o en contra de Jesús si creemos o no Él. Y esa fe, es el Padre quien la pone en nosotros como consigna Efesios 2:8-9. Concluyendo que El pecado del mundo es no creer en Jesús como consigna Juan 15:9.
SEGUNDO ARGUMENTO, FALTA DE AMOR GENUINO A CRISTO
Las personas también se dividen por causa del amor a Jesús. Pues Jesús, bien puede ser amado como odiado. Si, leíste bien, a Jesús mucho le amamos, pero también son multitudes las que no lo hacen. Tengo argumentos para decir que incluso, personas que se congregan en una iglesia, pese a su asistencia, en realidad no le aman. Pero eso es material para otro escrito. Jesús no era ajeno a este sentimiento en su contra, a continuación te muestro solo algunos pasajes para sustentar lo dicho. Por ejemplo en 8:42 les dice a los fariseos: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque he venido a ustedes de parte de Dios» les dijo a los líderes religiosos. Pues ellos afirmaban ser hijos de Abraham, escudriñaban las Escrituras, pero no imitaban la fe de Abraham. En el v.43 dice que «ni siquiera toleran escuchar su enseñanzas» (lo mismo que ocurre con algunos miembros de las congregaciones), no toleran el mensaje, se resisten a él, no les hace sentido, no lo entienden.
Pero por otro lado, los que le aman, los que pertenecen a Dios, dice en el v.47a: «escuchan con gusto las palabras de Dios». Amar a Jesús está relacionado por tanto, con amar las Escrituras, con obedecerlas, con atesorarlas, como dice en Jn 15:10, «cuando obedecen mis mandamientos, permanecen en mi amor». Por eso es que siempre digo que en la medida que somos expuestos a las Escrituras, creceremos en Fe, seremos edificados, fortalecidos en nuestra vida espiritual, pero también crecerá nuestro amor por Jesús, por Dios, por lo Santo. Más querremos ser guiados por el Espíritu Santo. El amor a Jesús nos lleva a considerar como de menor importancia lo que pertenece a este mundo. Eso pasa a segundo plano. Lo cual nos dirige al ultimo argumento, Jesús esta dividido por amor al mundo terrenal.
En la medida que somos expuestos a las Escrituras, creceremos en Fe, seremos edificados, fortalecidos en nuestra vida espiritual, pero también crecerá nuestro amor por Jesús, por Dios, por lo Santo. Más querremos ser guiados por el Espíritu Santo.
TERCERO, EXCESIVO AMOR A ESTE MUNDO
Jesús también esta divido por causa de los valores de este mundo. Quienes no aman a Jesús aman vivir bajo los valores de este mundo. Se conducen guiados por las corrientes terrenales. Pero los que aman a Jesús se conducen bajo los preceptos del reino. Viven por ellos. No son impresionados ni movidos por causa de lo que todos mundo piensen o crean o deseen. Al contrario, se mantienen firmes en su amor por Jesús. Pues si le amamos a Él, se inclina la balanza hacia Él y no hacia el amor por lo terrenal. Nos permite separar nuestras prioridades espirituales de las prioridades y de las exigencias terrenales. Nos despega de los deseos de este mundo, lo material no deja ser importante, pero si se convierte en secundario. El amor por Jesús produce en el mundo odio hacia Él y hacia nosotros. Por Jesús, porque Él los acusa de hacer lo malo (Jn 7:7), expone sus pensamientos oscuros, deseos mezquinos, malas acciones (Jn 3:20). En quienes le amamos provoca odio porque no pertenecen, ni se conducen como el mundo lo hace, porque no forman parte de Él, porque han sido sido elegidos por Él (Jn 15:18ss). Este odio es tal que provocará que suframos similares sufrimientos que los sufridos por Jesús. Incluso dice que algunos morirán en manos de personas que piensan que están haciendo un servicio santo para Dios (Jn 16:2).
Esto ultimo, no nos debe desanimar, Jesús dijo que nos lo advertía para avivar nuestra fe, pero también dijo que debíamos sentirnos bienaventurados si sufríamos por su causa. Lejos de desanimarnos nos debe servir como parámetro para evaluar nuestra vida espiritual. Pues si estamos viviendo como lo hace el mundo, congraciándonos con él, buscando su aceptación y aprobación, más identificados con sus valores y conductas que con las del reino, seguramente es porque le amamos más a él que a Jesús. La iglesia –como dijo mi amigo pastor Moisés Alvarado en una predica reciente: «es la reserva moral de este mundo». Por lo tanto, no puede ni debe tratar de ser igual a este mundo. Debe ser distinto aun si le cuesta vivir solo, odiado por sus convicciones. Aun si le cuesta la vida misma.
CONCLUSIÓN
Mientras el Padre no ponga Fe en nosotros, mientras no seamos iluminados por la Palabra de Dios, no amaremos a Jesús más de lo que amamos este mundo. Seguiremos viviendo aferrados y dirigidos por la corriente de este mundo, evidentemente o no estaremos diciendo que odiamos a Jesús. Un punto más, el llamado de Dios para sus discípulos es a mostrar
Resta nada más preguntarte: ¿En que bando quieres estar? Con quienes le creen, aman a Jesús o con quienes dudan de Él, le odian y aman más este mundo?
Mientras tú decides, yo me despido como siempre diciéndote: ¡haz tú lo posible y deja que Dios haga lo imposible! Esto fue: Semillas de Fe.