DIOS SIEMPRE SABE COMO PROVEER (1era Parte)

Cada vez que inicia un nuevo trimestre en el seminario la gran mayoría de los estudiantes nos preguntamos: ¿cómo voy a pagar el siguiente trimestre? ¿de dónde llegará el dinero para pagar los cursos? Y digo la gran mayoría porque se que gracias a Dios no todos los compañeros tenemos las mismas necesidades económicas o atravesamos las mismas circunstancias que otros. Algunos tenemos trabajos y algunos trabajos muy bien remunerados, o becas estudiantiles, o iglesias enviadoras, u ofrendantes bien comprometidos con nuestro sostenimiento. Pero otros no los tenemos. Sumado a ello tengo que decir que no todos los compañeros tienen la oportunidad de buscarse un empleo para poder sostenerse dentro del seminario por su calidad de extranjeros en el país. No solo porque sus visas son estudiantiles y no de trabajo sino porque también el no conocer el país se los complica mas todavía.

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Sin embargo pese a no contar con los recursos necesarios seguimos adelante, no nos detenemos, aunque no todos estamos inscritos desde el primer día de clases, y debemos pasar una o dos semanas yendo a clases sin haber pagado, seguimos, no dejamos que esto nos imposibilite el deseo de seguir preparándonos para el ministerio. No lo niego, es penoso tener que entrar a clases y saber que no hemos podido solventar ni las deudas atrasadas y tampoco tener el dinero necesario para pagar los cursos del siguiente trimestre, pero en esta “santa necedad” nos impulsa el deseo que tenemos de poder prepararnos para poder servir a Dios con excelencia. Insistimos en capacitarnos para poder llevar a cabo la obra que Dios nos ha encomendado a cada uno con mas herramientas, mas recursos, y con los dones mejor desarrollados.

 Se que la necesidad económica, o la carencia del recurso nos hace reaccionar de manera distinta a todos, y que algunos nos preocupamos mucho mas que otros. Porque la forma de ser de cada persona los hace tomar con mas calma las dificultades, enfrenta distinto las situaciones adversas. Algunos nos inquietamos, o nos frustramos, incluso nos desesperamos, porque no vemos de donde podrían llegar el dinero que necesitamos para pagar, y quisiéramos poder resolver las cosas en nuestras manos, y de inmediato pero estoy convencido que aun esas circunstancias adversas también son parte de la preparación que necesitamos como estudiantes. Porque esta es la forma en que aprendemos a ser dependientes de Dios. Aprendemos a vivir confiando en que si Él nos ha llamado a servirle también será quien nos proveerá los recursos económicos para lograrlo. Nos forma el carácter y nos ejercita la fe. Que bueno es no saber de donde vendrá la ayuda, a quien usará Dios para proveernos porque de esa manera nos volvemos mas agradecidos con Dios y nos gozamos cuando vemos las cosas tan sorprendentes que Él hace con quienes decidimos renunciar a todo por servirle. Oramos sabiendo que amamos a Dios por lo que Él es y no por lo que Él nos da.

orando como esposos

No solo como estudiante se sufre por la falta de recurso económico, se que también ya estando en el ministerio se debe pasar por estas mismas circunstancias. Cuantos pastores hay que mes a mes deben ver de que manera logran solventar sus presupuestos, pero que no dejan de amar a sus ovejas, o cuantos misioneros están en otros países careciendo hasta de alimento, o medicinas, pero haciendo la obra del Señor con amor. Es que verdaderamente es maravilloso ver como pese a todo eso tan difícil podemos seguir orando con devoción, adorando con gozo, y sirviendo con la misma pasión con la que lo hacemos teniendo y no teniendo los recursos económicos.

En este articulo lo que pretendo es mostrar como Dios siempre sabe como proveernos lo que necesitamos para nuestras necesidades económicas. Hace un mes aproximadamente un compañero me compartía su inquietud respecto a sí debía o no tomar un trabajo fuera de la iglesia. Su preocupación pasaba en que esta por nacer su primer hijo y su presupuesto no lo logra cubrir. Lo entiendo perfectamente porque se que la familia es prioridad, siempre que hablo con otros compañeros casados coincidimos en que si estuviéramos solteros podríamos soportar la escasez mas fácilmente, pero estando casados como que una parte del corazón se nos sensibiliza y nos imposibilita aceptar que las iglesias no nos sostengan o que el sustento sea muy bajo. Mi punto es que sea como sea Dios siempre se encarga de nuestras finanzas porque Él respalda a quienes llama para servirle. Nunca nos deja sin comer, y comemos en abundancia, nunca falta quien nos invite a comer, nos lleve alguna ofenda de alimentos. Un amigo colombiano a quien quiero mucho, se llama Jean Paul Serrano, cuando vino recién a Guatemala, se quedó sin provisión, tenían un bebé, y otro en camino, vieron la alacena y no había nada, decidieron orar, y esperar. No pasaron muchos minutos cuando varios hermanos estaban en sus puertas entregándoles, comida, pañales, etc. así es Dios, actúa por encima de nuestras expectativas.

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En la siguiente publicación concluiré con esta reflexión, mientras tanto haz tu lo posible y deja que Dios haga lo imposible. 

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