¿QUE ESTARÍAS DISPUESTO A HACER POR TUS HIJOS?

En nuestro canal de Spotify compartimos este episodio donde planteamos la siguiente pregunta: ¿Qué estarías dispuesto a hacer por tus hijos? (puedes escucharlo dando click en el link abajo de este articulo). Acá te comparto la transcripción de esa charla. Espero sea de bendición y edificación para tu vida.

Sé que las respuestas pudieran ser múltiples. Sencillas o complejas. Por ejemplo, me pudieras responder: ESTOY DISPUESTO A HACER TODO POR EL O POR ELLA. 

¿Qué harías por tus hijos pero estando con ellos?

Si le hago la pregunta a una mamá normal, si escuchaste bien, a una mamá normal. Porque hay padres normales y padres de redes sociales. O de portada. Que en las fotos de Instagram o Facebook se ve bien, pero la realidad es que no tienen ninguna clase de relación con sus hijos. 

Como el otro día. Mientras esperaba en una cafetería a un amigo, estaba una pareja con una pequeña niña de unos tres o cuatro años aproximadamente. Luego de acomodarse y ordenar al mesero, comenzaron a tomarse varias fotografías. Eso duró unos cinco minutos quizás. Luego de ello, la esposa tomó el celular y comenzó –supongo yo– a editar las fotos o a preparar la publicación. Supongo que lo mismo habrá hecho el esposo, lo cierto es que después de ello, los tres se encerraron en su celular. El esposo, la esposa y la pequeña niña. No había dialogo, atenciones ni nada. Pero es posible que en las redes sociales fueron muchas reacciones y buenos comentarios por la fotografía feliz que subieron. 

Pero volviendo al tema de las mamás normales. Decía que esas son de las que son capaces de dar uno de sus órganos por sus hijos, o su vida misma. De las mamás que salen al trabajo temprano, o tarde. Pero que son capaces de velar por la comida de sus hijos, de recoger todo, de revisar que lleven todo lo que necesitaran en la escuela o la calle. Si le pregunto a una de ellas ¿Qué estarías dispuesta a hacer por tus hijos? Como dije, la respuesta es más que obvia. 

Pero los padres tampoco nos quedamos atrás, nosotros también estamos dispuestos a hacer lo que se tiene que hacer por los hijos. ¿Por qué? Porque también los amamos, también nos importan. O como dicen en mi pueblo, a nosotros también nos han costado. Lo crean o no es así. Porque los papás, aunque somos raros y toscos, poco expresivos, o poco emotivos, tenemos nuestro corazoncito y se nos hace como champurrada mojada en café cuando nuestros hijos sufren, o cuando se enferman, o hasta cuando les rompe el corazón su novia. A nosotros también nos duele que los lastimen, y estaríamos dispuesto a recibir por ello mucho de lo que les duele. 

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en ninguna familia. Porque cuando nos ponemos un poco más analíticos en la pregunta, posiblemente y no sea del todo cierto. Es decir, quizá no estamos en realidad dispuesto a hacerlo todo por nuestros hijos. O quizá no estamos haciendo verdaderamente todo. Escucha esta frase que escuché en alguna parte: «decimos estar dispuestos a hacer por todo por nuestros hijos, pero no estamos dispuestos a hacerlo con ellos». Wow. Me gustó la frase. Es confrontadora. O como decimos con un cuate, es matadora. 

¿Que es lo que esto significa? Que es posible que, si estemos supliendo de techo, de vestuario, de educación, de todo eso que podemos comprar con el sueldo o los ingresos que percibimos. Les proveemos entre nuestras posibilidades de lo necesario para que estén relativamente comodos. Quizá no con plenitud de lujos, pero si procurando tenerlos con bien. 

Sin embargo, hay cosas que ahmmmm si estamos dejando, por un lado. Cosas a las que no le estamos poniendo tanta atención y que si son importantes en la formación de nuestros hijos. Detallitos que, aunque parecen ser inofensivos, los ponen en riesgo la vida de nuestros hijos. Porque, aunque digamos y vociferemos a los cuatro vientos que estamos dispuestos a hacer por nuestros hijos, pareciera que no es del todo cierto. 

Por ejemplo, no estamos siendo tan restrictivos o vigilantes con el uso y abuso de los dispositivos electrónicos. Celulares, videojuegos, computadoras, o televisión que nuestros hijos 

El uso y abuso de redes sociales, etc. Aunque hay que ser sinceros, esto ya no es solo tema de juventud. Ahora también vemos a viejitos consultando sus redes o chateando vía WhatsApp. Consultándole a sus nietos a cada dos minutos sobre como mandar imágenes o emojis pero ahí están ya inmersos en ello. O como los esposos que antes les comenté. Pero bueno, ese es un tema que se ha ahondado en varias plataformas, el cual será en otro podcast que lo toquemos. 

Lo que trato de decir que como padres no debemos ser tan permisivos. No deberíamos pensar que son cosas inocentes, o cosas sin importancia. 

El sacerdote Elí –por ejemplo– tenía dos hijos: Ofni y Finees. Estos dos muchachos por herencia tenían el privilegio de servir en el templo. Sin embargo, lo hacían de forma indigna. Dice en 1Sam 2:12ss que eran unos sin vergüenzas, que no le tenían respeto al Señor. No honraban sus obligaciones sacerdotales. Dice el v.17 que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del Señor, porque trataban las ofrendas del Señor con desprecio. El v.22 dice que Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que sus hijos hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabia que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la entrada del tabernáculo. 

Vea lo terrible de esto, el sacerdote estaba consciente de todas las fechorías que llevaban a cabo sus hijos. Sabía que estaban obrando de forma inapropiada y aun así los mantenía en sus oficios sacerdotales. Estaba enterado de que transgredían las leyes ceremoniales, que eran de ojo pícaro y coquetones con las mujeres, pero sobre todo que no conocían a Dios y no hacía mucho. Dice el vs 23-25 que Elí les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando? ¡Basta, hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del Señor no son buenos. Si alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder?». Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso a su padre, porque el Señor ya había decidido quitarles la vida.

La llamada de atención de Elí es correcta. Es acertada. Es puntual, sin embargo, da la impresión de que es tardía. Porque a cierta edad los hijos y más cuando son rebeldes no suelen ser tan obedientes de los padres. Lo escucharon, pero no obedecieron. Para cuando Elí les llamó la atención el mal ya estaba hecho. Ya los muchachos estaban actuando a sus anchas. 

Ese es precisamente el punto. Que cuando somos permisivos, cuando damos libertades a nuestros hijos, llega el momento en que la situación se nos ha salido de las manos. Cuando dejamos que nuestros hijos hagan lo que les da la gana, es como tener una bomba de tiempo. Podemos sostenerla por un tiempo, pero no cabe duda de que en cualquier momento va a explotarnos en las manos. 

El famoso proverbio dice: «instruye al niño en su camino, y aun cuando fuera viejo no se apartará del él». Aunque no es una promesa, es un dicho que nos deja claro que hay mas posibilidades de que nuestros hijos se conduzcan apropiadamente cuando los guiamos, los disciplinamos, los corregimos, los orientamos por la senda correcta. Hay mas esperanza de ver bien a nuestros hijos cuando velamos por ellos, a que cuando los dejamos como decía mi mamá: como perros que no tienen casa. 

Es decir que no les hacemos daño si les vamos diciendo de vez en cuando a nuestros hijos un par de No. No les hacemos daño cuando les ponemos freno, cuando les ponemos limites, cuando les cortamos de tajo las malas conductas. Este otro proverbio me da la razón: «Quienes no emplean la vara de disciplina odian a sus hijos. Los que en verdad aman a sus hijos se preocupan lo suficiente para disciplinarlos.» (Proverbios 13:24). Puedes verlo, de disciplina nadie se va a morir. Al contrario, les estamos garantizando años de vida porque los veremos caminar apropiadamente. Sin embargo, por indisciplinados si. Como les ocurriera a los hijos de Elí. 

Pues el Señor no tardó en hacer justicia. Dice el v.30 al 34: ‘Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian. Llegará el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que ya no me sirva en el sacerdocio. Todos los miembros de tu familia morirán antes de tiempo; ninguno llegará a viejo. Y para comprobar que lo que dije se hará realidad, ¡haré que tus dos hijos, Ofni y Finees, mueran el mismo día! ‘ 1 Samuel 2:29-31,34 

Puedes imaginar, ¿cuántos pensamientos no pudieron venir a su mente? ¿Por qué no les corregí? ¿Por qué permití todo esto? ¿Por qué no presté más atención? ¿Por qué fui tan flojo? De la misma manera que nos reprochamos nosotros cuando ya todo se ha salido de control. Cuando ya tenemos a nuestros hijos en situaciones criticas que todo el tiempo dependieron de nuestra atención. ¿Por qué pasé mas tiempo frente a la tv que viendo a mis hijos? ¿Por qué no dejé las redes sociales y me senté a charlar con mi hijo? ¿Por qué pasé mas tiempo haciendo lo que a mi me gusta en vez de darle tiempo de calidad? 

La noticia para Elí fue terrible. El mismo día morirán. Y así ocurrió. En 4:17-18 dice que en el momento que recibió la noticia de la muerte de sus hijos y de la captura del arca, Elí cayó de espaldas de su asiento junto a la puerta. Se quebró la nuca y murió. Porque ya era viejo y demasiado gordo. Durante cuarenta años había sido el juez de Israel. Dios cumplió lo prometido. La familia tuvo un trágico final que pudo evitarse. 

Entonces te vuelvo a preguntar: ¿Qué estarías dispuesto hacer por tus hijos? Estarías dispuesto a involucrarte más con ellos, sacrificar algunos pasatiempos o tiempos de esparcimiento para pasarlo con ellos. Estarías dispuesto a ser más serio, formal, para involucrarte en la corrección de tus pequeños. Estarías dispuesto a velar por lo que hacen en lugar de creer que no hay nada de que preocuparse. Estarías dispuesto a involucrarte más con ello, a escuchar las voces que te hablan de sus comportamientos antes que hacer oídos sordos. Eso es hacer todo por nuestros hijos, pero junto a ellos. Estarías dispuesto a pastorear el corazón de tus hijos. Enseñarles el temor al Señor. El amor por lo Santo. Estarías dispuesto a enseñarle a orar, a leer su Biblia. Cambiemos entonces, corrijamos a tiempo, antes que tengamos un final trágico como ocurrió con Elí. 

Antes de despedirme, quiero recordarte que tenemos dos segmentos nuevos en nuestro podcast. Tenemos el segmento HABLANDO CON EL PASTOR, que se estrenará el día de mañana y nuestra capsula misionera con Aanisá Bashira. Además, que en nuestro canal de YouTube hemos comenzado una nueva lista de reproducción llamada: Semillas de Fe responde. Así que hay suficiente contenido para edificar y bendecir tu vida. Mientras tú meditas en lo hablado, yo me despido como siempre diciéndote… 

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